sábado, 17 de diciembre de 2016

Celebrando todo, menos la navidad.



El compartir y la celebración navideña se han minimizado, tristemente: en la bebedera desenfrenada, con el amanecer borracho incluido, en la compra de ropa para estrenar y en la remodelación de la casa. Incurriendo en gasto que supera la capacidad de ingreso.  Teniendo como consecuencia, comenzar un año endeudado y sin solvencia económica para poder hacer frente a alguna situación que se presente. 

Sin embargo, más que una actividad comercial, un mes con una estación del año en que la temperatura está más agradable o un tiempo de compartir con tus seres queridos, es más un momento para reflexionar y celebrar el acontecimiento: Dios decide hacerse hombre, para nuestra salvación, con el nacimiento de Jesús de Nazaret.

Dios se hace hombre y nace en un pesebre. Que mayor gesto de humildad y amor!!. Celebrar la Navidad es celebrar la humildad, celebrar el amor, celebrar la generosidad y hacerlo vida en cada acción. Festejar la natividad es revivir este acontecimiento que ocurrió hace dos mil años y que sigue ocurriendo de una manera espiritual en cada corazón que así lo decida. 

Es cuestión de abrir tú corazón y dejar que este 25 de diciembre y siempre, Cristo nazca en tu vida, nazca en tu familia, nazca en el pesebre de tu corazón, para así, ser fermento de esperanza, de paz y amor en medio de nuestra sociedad. 

Por: Geuris Castillo. 

Carpeta Digital 2019-2020

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