sábado, 19 de noviembre de 2016

Discutir entre cristianos.


El cristianismo, en un principio, estaba unificado, siempre hubo sus amagos de divisiones, fue sino, hasta 1054, cuando ocurrió el gran Cisma con Oriente y posteriormente lo que marcará más a la iglesia en occidente, la Reforma Protestante, trayendo una cadena de divisiones, evidenciado en la actualidad en las grandes religiones cristianas: catolicismo, protestantismo, ortodoxo, anglicanos y denominaciones religiosas unas 40.000 

A pesar de que la palabra, de Dios, es una sola y la misma, la interpretación que, cada iglesia ha hecho del sagrado libro, ha provocado diferencias doctrinales. 

Cada seguidor, de una determinada religión, ha sido formado sobre su doctrina teológica, en ocasiones sembrando en el formando la concepción de que las otras doctrinas cristianas son enteramente falsas e insostenible bíblicamente.

Por tanto, algunos creyente ,al momento de dialogar con otra persona de una religión distinta tienen una actitud predispuesta; este diálogo en vez de fluir en un ambiente de respeto mutuo, la conversación se torna en una batalla verbal, en que no importa los argumentos, sino quien vocea más alto o interrumpa más veces a su interlocutor. Al final, no se llega a ninguna conclusión y es que una conversación doctrinal no es una batalla de quién gana o pierde, sino un aprender. 

Al momento de dialogar con una persona de una religión diferente, a la que practica, implica conversar con hambre de conocer la doctrina que se desconoce y tener una mentalidad abierta. En ocasiones se comete la imprudencia, al momento de conversar, de apresurarse en juzgar y condenar, la manera o forma en que las otras personas deciden seguir a Cristo, en vez de comprenderla y respetarla. 

El seguir a Cristo de maneras diversas, no justifica, que los diálogos doctrinales sean para hacer  crítica destructiva y desvalorativa, de los diversos grupos cristianos. Más que testimoniar el amor cristiano, que debería  reinar, entre hermanos, de un mismo padre, al no creyente. Puede evidencia antivalores, como el egoísmo, y rivalidades, propias de grupos sectarios. 

El diálogo de efectuarse, en una manera respetuosa, reverente y comprensiva, no implica que se tenga que aceptar una determinada doctrina, como buena y válida, pero sí, implica, el poder hablar de los puntos doctrinales en que no estas deacuerdo, sin, menoscabar a la persona y su doctrina, llegando el límite de las ofensas, al momento de dialogar. 

Cristo dejó un mandamiento muy preciso: “Ahora les doy mi mandamiento:  Ámense unos a otros, como yo los amos a ustedes” (Juan 13, 34) Amar es conversar sin predisposición, amar es conversar con respeto, amar no es juzgar ni condenar; amar es valorar y apreciar mi creencia religiosa y respetar la diversidad doctrinal de las diversas religiones. 

Como Cristo se manifiesta a cada persona que lo busque con un corazón sincero, además de que somos,  hijos de un mismo Padre,Dios.Nuestros diálogos, nuestras acciones, deben de encaminarse en dar respuesta, concretizada en acciones a favor de la construcción de una sociedad más cristiana, más justa, más solidaria y sobre todo más humana. 

Por : Geuris Castillo. 












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