sábado, 14 de mayo de 2016

El Voto Cristiano.









El cristiano no es un extraterrestre, que vive alejado de la sociedad, en la cual no le interesa nada de lo que pasa en su entorno. Al contrario es una persona común y corriente, pero con un estilo de vida diferente, que sigue una propuesta de vida planteada por Jesús hace más de dos mil años. Pero eso no lo priva de participar en una vida social y política. 

Vivimos en una sociedad democrática, en que el pueblo, es decir, tú, tienes el poder de poner o quitar a las autoridades políticas que dirigen el destino de nuestro país, por tal razón el domingo 15 de mayo es un día de júbilo y de fiesta. En la antigüedad con el sistema monárquico en muchos países a nadie se le pasaba por la cabeza quitar al rey o emperador por mal gobernante que fuese. Al menos que se tuviera un ejército y decidieran atacar al rey, matarlo para ser el emperador de esa nación. 

Tu voto cuenta y es un poder, que puede utilizar para castigar al gobierno actual por las cosas que ha hecho que consideras inadecuada, eligiendo a otro candidato que no sea el actual presidente o lo puedes premiar votando por él. Igualmente con los alcaldes, senadores y diputados de tu municipio o provincia. 

Muchas personas se pasan años hablando en contra de las malas prácticas del gobierno o de algún alcalde, pero,oh, sorpresa! cuando tienes la oportunidad de cambiarlo no lo hace, y no vota. Como cristianos, tenemos que elegir a los candidatos no pensando en nuestros beneficios personal o particular. Sino por candidatos que tengas propuesta que sean favorables para el país. Como votar por un candidato que es acusado de corrupción o tenga una vida personal inmoral. En nuestro país está muy arraigado el clientelismo. Votar para que me den lo mío. Un cristiano no puede entrar en esa dinámica. Tenemos que elegir candidatos que representan nuestros valores y principios, ese es el papel de ellos. Representar y velar por los intereses de quienes los eligen. 

Quédate en tu casa y no votes. Pero no tienes derecho a reclamar. Porque cuando tenía que hacerlo con tu voto no lo hiciste. Tu elección no hace diferencia, puedes pensar eso; así piensan medio millón de persona y al final el grupo que podía provocar un cambio no lo logró, pensado que su voto es insignificante. Cuando piensas de esa manera te estás diciendo a ti mismo, que tu no cuentas, porque la opinión o la decisión que puedas tomar no es valiosa.

No es solamente cuestión de que gane el candidato por quien vote, sería el objetivo; pero también es la manera de decir al que está al mando que no estoy de acuerdo con la manera de gobernar. Vender tu voto es prostituir tu decisión. El cristiano puede y debe votar, el punto es si lo hace pensando en el bienestar del país, o en el particular velando por sus intereses 




Carpeta Digital 2019-2020

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